jueves, 24 de septiembre de 2009

lunes, 21 de septiembre de 2009

Crónica del maestro

“La maestra”

Que el título tenga comillas no quiere decir nada, la predisposición no es muy buena que digamos y lo aclaro porque es posible que estén pensando que voy a hablar de una profesora que no hace bien su labor, pero en fin, sin tantas vueltas ella era una joven mujer que estaba rodeada de no sé cuantos seres iguales o parecidos a mí, cuando le hablé por primera vez fue muy cálida, nunca pensé que fuera a parecerse tanto a mamá. Quizás en ese momento no pensé esto, pero ahora que lo recuerdo parece que sí lo sentí. Desde ese día hasta hoy tengo buenos recuerdos de ella. Ayer que pasé por aquel lugar que recordaba como un lugar grande grande resultó ser el salón comunal del barrio la Cumbre. Pues allí en esos salones que con mucho sacrificio y mil ruegos la profesora María Teresa logró conseguir para los niños del barrio fue el lugar o el hogar donde muchos aprendimos el valor del respeto, donde empezamos a darle existencia al otro y donde por primera vez a muchos nos enseñaron a soñar. Es curioso y se siente raro pasar por los recuerdos, sentir el pasado, sentirse de nuevo infante es algo indescriptible, recordarse come era también. Y allí en el que no fue y ahora es salón comunal aún está la profesora María Teresa, quien cada día intentaba cambiar la rutina y que quería que sus hijas aprendieran a hacer lo mismo que ella, tanto, que a veces dejaba a Luisa y a la otra de la que no recuero el nombre cuidándonos mientras ella iba a un cuarto lleno de papeles, ah porque aparte de ser profesora ella era como la presidenta del sector, la secretaria, a veces hacía el papel de cura y se sentaba a repetir unas palabras que al final se cerraban con la señal de la cruz. Ella también era la profesora de todas las materias, todo el día la pasábamos con ella de arriba abajo y de abajo arriba incluso era nuestra profesora de educación física ahh y diseñadora. Ayer, cuando estaba frente al salón me preguntaba a qué hora ella hacía tantas cosas con todos nosotros encima, 30 niños de 5 años, pero no sé si lo que vayan a leer les parezca extraño y aunque ella no fuera la mejor profesora, esa señora era la sensación en su tiempo y creo hoy día lo sigue siendo, porque las condiciones del barrio y la colaboración de la gente no es que ayude de a mucho. Tengo vagos recuerdos de las clases, si se puede decir que a esa edad dejamos hacer clase. Creo que las cosas no han cambiado mucho, al igual que hace 18 años la profesora sigue haciendo mil cosas, esto hace que al igual que en mi tiempo los infantes estén en otras actividades que controlan su hiperactividad y no en actividades que fortalezcan su aprendizaje. María Teresa aún busca reemplazos que no están convencidos de esto y sigue peleando por mantener su jardín.

Música y letra

El condor pasa, musica instrumental andina peruana

http://www.youtube.com/watch?v=M_gSydN_BYM&feature=related

El dolor de la soledad, la melancolía de la ausencia son los sobros de aquella batalla. De ella solo le queda su vida, su flauta y el valor de la esperanza, los recuerdos no se borrarán de su memoria, pues aquel día en medio del júbilo y de los ritos, en medio de la alegría que produce ser quien se es y estar orgulloso de lo que se es, de poder expresar esa armonía con los suyos es indescriptible, de repente ese regocijo se torna turbio, se torna triste en la espesa selva… todos corren, gritan, gimen, la frondosidad del bosque se torna peligrosa y cada uno huye por su vida… él solo los mira y espera el momento oportuno de su intervención, espera a que empiecen el regocijo ajeno para condenarlos, atacan su tribu, atacan su sangre, atacan su vida y su tierra, matan su vida, matan la esperanza de un pueblo que ha luchado con el fantasma colonial.

Desde adentro del bosque se da cuenta de todo y en ese momento salen en masa a defender lo suyo, su pueblo, lanzas y espadas en medio de ecos nativos y chillidos extranjeros… un oscuro silencio, una trémula sonrisa lo despide de su padre, pero el valor y el honor no es solo de los ajenos a este mundo, no solo los blancos defienden su honor, él más que su honor defiende su sangre, su historia, su tradición, está tan prendido a este mundo que no cae y aún sin muchas fuerzas y con la valentía de un verdadero hombre se levanta, sus sueños le dan valor y aunque la muerte lo acecha constantemente él la esquiva, está aturdido y no comprende por qué quieren cambiarlos, por qué ellos se empeñan en borrarlos del mapa y despojarlos de lo que son.

Él sólo quiere verle la cara a aquel que salió del otro lado del mundo que dicen que salió con tres carabelas y un gran corazón, pero que nunca dicen que salió fue con un batallón y que amor nunca llevó, él quiere llegar a él, aquel que nos enseñaron a agradecerle por sacarnos de las tinieblas de la tranquilidad y de la “ignorancia” aquel que nos implantó su “amor” y su “fe”, aquel almirante, aquellos que masacraron el pueblo, su pueblo, nuestro pueblo, y aunque fue más fuerte su valor que su fuerza, aún viven y agonizan ante la humanidad que indiferente sigue, que ignorante continúa, son sus notas su respiro, son sus notas el legado, son sus tonadas el recuerdo de aquel que lucho como un cóndor por defender lo suyo, es la sangre viva, es la memoria intacta, es lo que somos presente en la música, es lo que somos los de aquí abajo, es lo que somos nosotros, tú, yo, aquel que reniega de su origen y denigra de un indígena no sabe quién es, no los mates, vive con ellos muere por ellos porque ellos lo hicieron por nosotros…